Me contaba una amiga de Ecuador. Ahora tendrá unos cuarenta y pico, vino a España con 20 años y ha vivido y trabajado mucho. Es Española, tiene pasaporte, y lleva una vida “arreglada” en Madrid.
Cuando era niña sus padres le llevaron a ella y sus 2 hermanos a las afueras del pueblo. Se juntaban todos los vecinos delante de un hombre maniatado y sollozante. Unos 10 hombres armados de machetes le cortaron a trozos, los pies y los brazos. Exhibían los genitales cortados entre gritos y sangre. Le arrancaban el corazón que mostraban entre chillidos de júbilo a todos. Lo decapitaban y quemaban los restos en una inmensa hoguera. Recuerda que todo el mundo estaba callado hasta que la hoguera se extinguía.
¿Y la policía?
–No había policía, estarían en otro sitio, aunque a alguno vi sin traje de policía entre los vecinos. Recuerdo que había una niña de unos ocho años que miraba fijamente desde la primera fila sujetada de los hombros por sus padres. El resto de los niños eran obligados por sus padres a mirar callados sin llorar ni hablar… Luego volvían todos a casa en silencio, nadie decía nada, nadie les explicaba nada, aunque sabían que algo horrendo había hecho aquel hombre.
Vio dos veces en su vida el horrible espectáculo de miedo, terror y sangre. No sé si está bien o está mal (está mal)… Pero en ese pueblo de Ecuador, jamás los niños eran violados. En 20 años, qué coincidencia, violaron a 2 niños.
La historia me dejó enmudecido por su violencia, la presencia de los niños, la brutalidad infinita. Lo alejado que está de nuestra forma de vida en menos de 40 años…
¿Y si se equivocaron?
¿Y si mataron al bobito del pueblo que miraba y jugaba con los niños?
¿Y si el violador era el que golpeaba con más saña con el machete?
¿Dónde está la equidad? ¿Dónde la justicia?
¿Nuestra justicia es mejor?, Nuestra justicia es mejor???
Imagínense ustedes que en nuestra sociedad el violador sale libre por falta de pruebas. Que los padres de la niña, tras 7 años de juicios y recursos sale libre, o tras 3 años de prisión provisional que legalmente no se puede prorrogar, con la condicional, con cargos, y pendiente de juicio, sale a pasear por el pueblo, y mirar a la niña y a sus padres, con mirada torva mientras se lima las uñas en la puerta de la barbería. Imagínese que le caen 30 años y los cumple todos…
¿Son más fiables nuestros jueces? Claro que sí.
¿Y nuestro interminable sistema judicial? También.
¿Nuestra presunción de inocencia? También es justa y equitativa.
Si, son más fiables sin duda. Pero, ¿son más justos? La historia deja un regusto de duda. La reparación inmediata, el ejemplo la paz de los padres, el sosiego de la familia…
Porque conviene, y mucho, que se pongan ustedes en el otro lado. La niña de sus ojos, su pequeña, la nena… violada y llena de pánico. Muerta de pánico. Mi bebecito de mi alma llorando por la calle… papá, papá, ¿dónde estás?
Por otro lado. ¿Puede equivocarse la niña? , ¿Puede equivocarse el pueblo? Es difícil. Los niños detectan inequívocamente el cariño y la caricia, de la mirada perversa, de la lúbrica intención del malvado. Quizás porque no tienen información o no la tenían antaño. Por eso distinguen sin razonamientos complejos el trigo de la paja. También el pueblo distingue las caricias del bobito, de la crueldad del violador.
Y es que la fría justicia de nuestros impecables jueces es inmejorable siempre y cuando el muerto sea de otro y la violada no sea tu nena.
Y, ¿de qué sirve la justicia si se ocupa siempre de los muertos de los demás pero no de los míos? De mis putos muertos.
No te jode. Nunca se sabe.
¿Qué opina usted?