Cuando reflexiona en la búsqueda de la felicidad personal casi siempre se marca una serie de objetivos que tienen toda la pinta de dar la felicidad completa. Uno va describiendo los objetivos y se lanza con alegre esfuerzo detrás de ellos, Oiga, y los va consiguiendo, acaba la carrera, trabaja, consigue un piso y un coche y mira hacia atrás y dice: “pues no era eso…”

Y se casa, y hace un tour por el caribe, y se cepilla a Sarita después de años de deseo silencioso. Aprende esgrima, sale a beber con sus amigotes, consigue esa plaza fija que siempre quiso tener. Soluciona todos sus deseos, se liga los deferentes – vaya lio que me he quitado de encima-, se compra un aparato de música topeguay, se hace de una ONG contra el cambio climático y se sienta satisfecho a ver su destino saboreando pequeños sorbos del gintonic y se dice: “pues tampoco era esto…”

Y es que no es tan fácil, no es tan sencillo, porque cada uno somos como somos y aunque somos todos iguales somos todos distintos. Fíjense ustedes lo del hombre y la mujer que quieren ser iguales –que es lo justo- siendo biológicamente tan distintos. Cuando una pareja tiene su primer hijo, su primera cría, la mujer no lo puede separar de su cuerpo y ni siquiera puede soportar que el inútil de su marido lo coja -cuidado Mauricio que se te va a caer- pero ya el macho se ha dado la vuelta mirando hacia la puerta para defender a su hembra y a su cría de cualquier enemigo. Uno se prepara para el combate, no vaya entrar por la puerta de la clínica, un oso pardo, un león o cualquier otro depredador habitual que vaya a arrebatarle a su cría. Siente la necesidad de cazar más porque nada les puede faltar. Tiene que buscar una cueva tranquila y cálida, tiene que llenar los armarios de dodotis y pelargón. Y trabaja de sol a sol. No hay hora extra que no haga, no hay trabajo que no quiera, todo sirve y todo vale. Llega tarde a una casa llena de berridos que calma con arrullos su mujer. Y se sienta enfrente de la televisión -ya no hay una roca para vigilar al enemigo- a ver el fútbol, absolutamente exhausto.

EL MODELO BIOLÓGICO ES INJUSTO, ATA A LA MUJER A LA PATA DE LA CAMA

La caza ha sido buena, la despensa esta llena, los pechos de su hembra están llenos de leche y mientras se despioja lentamente los genitales expele una atronadora ventosidad a pierna levantada olisqueando cuidadosamente: “que se sepa, aquí esta el macho, que lo huela la hiena, el tigre y suspira pensando, dios mío, que feliz soy…”

Y la hembra trajina en la cocina con la cría colgada de los pechos. Tiene su macho que le cuida, que es buen cazador, que le protegerá de cualquier peligro y que llegado el momento -ahora no, por dios, asqueroso- la cubrirá incansablemente… Y se siente en paz…

A veces cuando uno visita algunos países de tradición biológica, normalmente pobres, normalmente negros, normalmente con buena caza, mira a sus gentes desde la altura despectiva de nuestra sociedad desarrollada y justa. Pero al cabo de unos días uno se pregunta: ¿Por qué se sonríe tanto ese hijodeputamuertodehambre? Y al cabo de unas semanas uno no esta tan seguro de estar acertando ni con su vida ni con su felicidad y termina por volver a casa a disfrutar del aire acondicionado y con la picha hecha un lío al darse cuenta que, a veces, cuando uno sigue los dictados biológicos grabados a sangre y fuego en los genes del instinto, siente una paz que no se consigue con ninguna otra cosa…

Pero el modelo biológico es INJUSTO, ata a la mujer a la pata de la cama, impide su desarrollo personal y además es proclive a todo tipo de abusos, desmanes e injusticias. Y eso hay que arreglarlo. Hay que transformarlo en posible y justo.

Pero Europa vende otra cosa, dice que la felicidad esta en otro sitio, hace leyes para la igualdad, reparte la baja maternal, protege justito los hechos biológicos. Son leyes sensatas, irreprochablemente justas pero que a veces provocan una frustración que uno no sabe exactamente a que se debe pero que percibe latiendo en sus tripas.

Y es que cada pareja debe decidir su modelo y una Europa democrática, debiera ofertar a sus ciudadanos la posibilidad de seguir el modelo justo o el modelo biológico o ese otro modelo promiscuo y guarro que se le acaba de ocurrir a usted. Y luego me lo cuenta, que si funciona, igual me apunto.

La libertad auténtica es hacer lo que uno quiere dentro de lo razonable y siempre basada en acuerdos tomados libremente entre hombres justos y sensatos. Europa no debe legislar sobre decisiones que corresponden a cada uno de los hombres libres de la Unión. No debe legislar sobre creencias, relaciones personales o acuerdos de pareja.

Pero la realidad es que legisla con rigor y manipula a la opinion pública hacia un modelo descreido, ateo, igualitario, ecologista, vegetariano y feminista que lo empuja hacia el modelo único que lo incapacita para tomar decisiones personales y decidir su forma de vida.

Apoya un mundo existencialista: sin normas de conducta, sin el bien y el mal. Pero es que aunque los estados sean laicos, parecen crer que los pecados capitales han desaparecido y que la ira, la envida, la avaricia, la soberbia, la gula y la pereza han desaparecido del corazón del hombre.

Y se olvida del mundo del espiritu, de los valores básicos del ser humano: la fe, el amor, el esfuerzo, la conciencia, la honradez, la amistad y el valor infinito de la palabra dada a tu mujer, a tus hijos, a tus amigos y a tu Patria.

Que se ocupen del dinero y de la justicia social porque de mi felicidad y mi conciencia me ocupo yo.

PD.Fue escrito en San Sebastián, 19 de enero del 2012 y retocado un montón de veces. Mi hijo Jose Ignacio acababa de nacer. Yo tenía 58 años. Y con todo lo que me había echado sobre los hombros me sentía y me siento el hombre mas feliz del mundo.